CHIN CHIN
Cuando un sábado de otoño a las 7.00 a.m. suena el despertador, seguramente hay una buena justificación. O te olvidaste de reprogramar la alarma; o por el contrario, tienes un muy buen plancito, que te sacará contenta de tus placenteras sábanas. Y yo, el fin de semana pasado, me levanté temprano feliz y muy emocionada.
Luego de sacar a pasear a Custo (mi pug), cocinar, desayunar y emperifollarnos, estamos listos (los tres) para iniciar nuestro paseo a Castelli Romani. Y la emoción era no sólo porque esta zona, que está a pocos kilómetros de Roma, es rica en paisajes e historia, sino porque por primera vez íbamos a participar en una vendimia en una de las Villas Tusconale de Colli Albani. Este tipo de edificación tiene su origen a partir de la segunda mitad del año 500dc hasta la segunda mitad del año 600dc. Gracias a su cercanía con la ciudad de Roma, fueron erigidas como casas de reposo y residencias de verano de los aristocráticos, pertenecientes sobretodo al clérigo romano. Hoy en día, algunas de ellas siguen en mano de las familias históricas, y otras tantas son propiedad del Vaticano, como por ejemplo, el Palazzo Pontificio de Castel Gandolfo.
Así que bien, una vez superado el tráfico sabatino romano, cuarenta y tantos minutos después llegamos al municipio de Grottaferrata, y ahí en una de sus vastas colinas, encontramos nuestro destino matutino, la majestuosa Villa Cavalletti.
Llegamos a las 11.00 a.m. puntuales. Nos recibe el guía de Diakrónica, la agencia que organiza el paseo, y Tiziana, la actual propietaria de la Villa. Desde el primer momento nos sentimos bienvenidos, y muy bien atendidos.
Después del procedimiento anti-covid, temperatura y demás diligencias, comenzamos junto a otras dos parejas nuestro recorrido. En medio de verdes jardines e infinitas vistas, nuestro guía, se encarga de contarnos la historia no sólo de la Villa, sino de la zona. La historia es larga y rica, se necesitarían horas de estudio para conocerla en profundidad, pero algunos minutos nos sirvieron para tener un panorama general, y despertar nuestra curiosidad. Me pareció curioso saber, por ejemplo, que Villa Cavalletti, perteneció por muchos años a los jesuitas, y que el mismísimo papa Francesco, en sus años mozos, estuvo ahí de visita.
Recorrimos sus caminerías, y disfrutamos sus jardines. Nos mostraron la residencia histórica, donde vivía la familia original, que está siendo actualmente reconstruida. Nos contaron también del vino en la antigua Roma, y de cómo Castelli Romani era una zona muy importante, en esa época, para la producción de la antigua bebida.
Después del agradable recorrido, era el turno del paladar, nos esperaba una gran mesa con todo listo para degustar. La propuesta se basaba en productos de la zona, pero los grandes protagonistas eran, por supuesto, los de elaboración propia de la Villa. Primera cosa, obviamente el vino, un espumante Bianco Prut, de sabor delicado y tonos floreales. Luego probamos el aceite de oliva, también de la casa. Para luego adentrarnos en la nota dulce, representada por tres cremas: cacao, pistacho y avellana, de igual forma, de su propia fabricación.
Tiziana nos habló un poco de la empresa y su producción. Nos contó que la elaboración del vino la iniciaron hace apenas un año, al contrario de la producción de aceite de oliva extra virgen, que llevan a cabo desde 1986. Por esa razón, pide disculpas, y nos dice que, por esta vez, podremos degustar sólo el espumante, porque de la primera vendimia vendieron absolutamente todas las botellas de vino tinto.
Una vez terminada la degustación, nos toca trabajar, es hora de vendimiar. Y mientras cada uno con tijera y cesta en mano empieza a cortar racimos de uva, ellos, nos enseñan un poco más acerca del arte del vino. Las uvas vienen recolectadas de dos maneras, manualmente y a través de un procedimiento mecánico. Sea cual sea la técnica elegida ese día, una vez recogidas, se llevan directamente a la cantina para iniciar el proceso de selección y posteriormente la vinificación. Nos contaron que si la vendimia se realiza a mano, es importante que sea un procedimiento rápido, no más de dos horas, para evitar posibles fermentaciones no deseadas, que traerían moho y hongos no aptos para el vino de calidad. Aprendimos también que sus productos son orgánicos, y que no utilizan obviamente ningún tipo de químico o pesticida, sino que emplean distintos procedimientos naturales para mantener a raya pestes y bacterias. Me llamó la atención en particular uno de ellos, que se refería a la implementación de levaduras naturales como agentes pesticidas.
Cargados nosotros de conocimientos, y nuestras cestas de fragantes uvas, nuestro recorrido ha terminado, pero nuestra curiosidad por este maravilloso mundo ha apenas empezado. Así que con el apetito despierto, luego del estimulante paseo y el goloso antipasto, no vimos mejor manera de continuar nuestro día que con un almuerzo en Taverna Mari, un conocido restaurante de la zona. Platos de la tradición acompañados de vino tinto, por supuesto de Castelli, fue nuestra elección. Si quieres seguir con más imágenes la crónica de este divertido día, click abajo en el video, y chin chin!
P.D: Villa Cavalletti no sólo es una empresa enogastronómica, sino que a su vez sirve de espacio para diversos eventos, tiene un hotel, una zona de spa y un centro de Smart working que está actualmente en construcción
Los datos,
Villa Cavalletti
Via XXIV Maggio 73/75 00046 Grottaferrata (Rm)
https://www.villacavalletti.it/
@villacavalletti
Diakronica
Via Giuseppe Garibaldi 43
00045 - Genzano di Roma
Taverna Mari
Via Piave 29 Grottaferrata (Roma)
@tavernamari